
5 poemas de «Duelo» de Leandro Murciego
Dicen algunos diccionarios de psicología que el duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (la de un ser querido, una relación, un empleo, etc.). El duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano.
Dicen, también, que el proceso consta de 7 etapas: negación, confusión, ira y enojo, dolor y culpa, tristeza, aceptación y restablecimiento. Durante la partida de su padre, Leandro Murciego, comenzó a gestar una serie de poemas que, de alguna forma, van dando cuenta de estas etapas y que dejan, en «letra viva«, el dolor y la omnipresente ausencia.
A dos años de la partida de Juan Manuel (su papá), Murciego elige dar a la luz cinco poemas de su serie «Duelo«, producción que formará parte de uno de sus próximos trabajos literarios.

(Para Juan Manuel Murciego, mi viejo…)
Me resistí hasta cuando pude.
Después fuimos:
abrazo,
recuerdo,
partida.
Ahora solo ausencia
que clama una compartida soledad.
(Destino final)
Este árbol que soñó
con dar sombra
hoy se sabe bonsai,
tierra revuelta,
maceta vacía.
(Responso 2)
Perdí las letras.
Se secaron las yemas de los dedos.
Se endurecieron los ojos.
Se aletargó el tiempo
y me vestí de sepia
para guardar en cautiverio
alguno de nuestros recuerdos.
(Deudo)
Este dolor que preludia
el que traerá mañana
se reduce a una pena,
que nunca será castigo.
(Preludio)
Desperté huérfano de padre.
Este día que jamás amaneció
trajo silencio y humedad,
soledades aún no descubiertas,
potestades tan dolorosas
como indeseadas
y un niño que ahora
debo aprender a cuidar.
(Orfandad)