
Poemas para la memoria
A 45 años del Golpe de Estado de 1976 en Argentina, PAMA recuerda a Ana María Ponce, detenida, secuestrada y desaparecida por las Fuerzas Armadas. «Poemas para la memoria«, no es un posteo más, creemos que hacer un ejercicio de memoria es vital para un pueblo. Y recuperar la voz de Ponce es un proceso ético y estético.
«Loli», como la conocían sus compañeros, nació en San Luis el 10 de junio de 1952. Desde pequeña se nutrió de la política, ya que su abuelo había sido fundador del Partido Laborista y sus padres, profesores universitarios.
Los inicios en la militancia
Se recibió de maestra en la escuela pública, siendo medalla de oro de su promoción. Continuó su formación en la Universidad de la Plata. En este claustro comenzó su militancia en pos de una sociedad más justa. Su paso por la Juventud Peronista y su entrada en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional, la llevaron a vincularse con quien años más tarde se convertiría en Presidente de la Nación y quien fuera responsable de prologar el libro de Ana María: Néstor Kirchner.
En la Federación conoció a quien sería su compañero de vida y militancia: Godoberto Luis Fernández. «Lucho», como lo nombraban sus compañeros, era oriundo de San Nicolás y había ido a vivir a La Plata para estudiar Diseño Industrial en la Facultad de Bellas Artes.
Loli y Lucho se conocieron militando en la FURN. Se casaron en El Volcán, San Luis, en 1974. Un año después nació su hijo, Luis Andrés, conocido entre los compañeros como “el Piri”. Cuando la situación represiva se agudizó dejaron La Plata y se mudaron a Capital Federal. El 11 de enero de 1977 un grupo de tareas secuestró a Lucho. Poco se sabe sobre su destino. Algunas versiones sostienen que estuvo en la Escuela de Mecánica de la Armada (Centro de Detención Clandestino, más conocida como ESMA). Y el 18 de julio de 1977, el día del cumpleaños de su hijo, Loli fue secuestrada y llevada a la ESMA. Afortunadamente, llegó a entregar al Piri a su compañera de militancia Marcia Roxana Seijas, quedando el niño de tan sólo dos años al cuidado de sus padres en la localidad bonaerense de Las Flores. Como no había sido inscripto al momento de su nacimiento, Loli le había colocado al cuello una medallita con sus datos y el teléfono de su abuela de San Luis por si algo pasaba. Un año más tarde, en abril de 1978, Marcia se contacta con Elba Susana Macagno, la madre de Loli, para encontrarse y entregarle a su nieto.
Loli y su vínculo con las letras
De Loli se logró saber más por los compañeros sobrevivientes que la conocieron y, sobre todo, por sus escritos elaborados en el lugar de su detención. En su trabajo forzado en el Sótano de la ESMA manejaba la composer, una máquina con tecnología de impresión mecánica que usaba para escribir parte de sus poemas. El lunes 6 de febrero de 1978, en vísperas de Carnaval, fue el último día en que se la vio con vida. Llamaron a Loli para un supuesto «traslado». Intuyendo su suerte, deja en manos de Graciela Daleo, una compañera de detención, todos los poemas que había escrito durante el tiempo que duró su secuestro. Graciela, sobreviviente de la ESMA, es quien logra contactar a familiares de Ana María para entregarles los textos y quien, en su declaración, narraba ese fatídico día:
«El lunes de carnaval, un verde me va a buscar a la Pecera y me dice que tenía que bajar al Sótano porque Loli necesitaba hablar conmigo, Ana María Ponce. Me bajan al Sótano. No sé qué habrá inventado Loli para hacer ese pedido (…) Cuando entra al Sótano, el Pedro Cacho le dice a Loli: ‘Prepárese que la llevamos a La Plata’. Ahí nos miramos y creo que nos despedimos para siempre. Loli se dio cuenta, y yo también, de lo que estaba por venir. Ella agarró una bolsita que tenía. Sacó de la bolsita un sobre, me lo dio, me dijo: ‘Guardalo’. El sobre contenía los poemas que Loli fue escribiendo mientras estaba secuestrada, poemas de prisionera. Con Alicia Milia los conservamos, y unos años atrás, pudimos entregarlos a su hijo.»
Graciela Daleo, una compañera de detención de la ESMA

El legado de Loli
En marzo de 2004 salen a la luz por primera vez los textos que Ana María Ponce escribió durante su cautiverio. Y es aquí cuando su prologuista y compañero de militancia, Néstor Kirchner, manifiesta su devoción por la lucha de la escritora militante:
«El amor por su compañero, el recuerdo permanente de su hijo, la evocación del tiempo en el que el sol brillaba y la ilusión del día en el que la libertad le fuera devuelta, fueron causas determinantes de cada una de estas letras que hoy retumban entre nosotros con la fuerza propia de lo imperecedero.»
Néstor Kirchner

Siete años más tarde, el hijo de Ponce y Fernández, Luis Macagno, en una carta a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner decide que los poemas de su madre pasen a patrimonio del Estado argentino para «erradicar de nuestra Patria la injusticia y el dolor de los desposeídos de bienes y derechos.»
Con esto, a poco de cumplirse 35 años del Golpe de Estado, cede «los derechos de publicación, reproducción y difusión de estos escritos, escritos que, fundamentalmente, componen al final de cuentas el testimonio de una Madre, una Mujer y una Militante que decide trascender a su tiempo a fuerza de voluntad, compromiso, amor y entrega.»

Aún espero...
Que el silencio me devuelva
tu voz,
que la sombra me entregue
tu cuerpo, que el aire me haga
respirarte,
que esta muerte demorada
me dé tu vida.
Que la lluvia enfríe
mi cuerpo
para sentir tu calor
de nuevo.
Que la noche te traiga
para amarme.
Que mis palabras te enciendan
los ojos.
Que mis pensamientos te busquen
donde estuviste
y ya no estás.
Que el tiempo se mude
de planeta
para quedarnos los dos
como antes.
Que haya una esperanza,
eso es lo que quiero
en definitiva decir,
que quede algo para decirme
que estás vivo.
Pero no estás.
22/09/1977
Ana María Ponce