La poesía no debe ser agradable, sino certera
Las palabras que endulzan los oídos suelen ser agradables, pero no verdaderas, dice un adagio chino. En cambio, las palabras verdaderas lejos están de ser agradables.

Hay mucho de verdad en ese famoso dicho. Estaba pensando que, quizás, en la vida haya que tratar de ser lo más agradable hasta cuando se dice la verdad más absoluta y dolorosa. Ahora, en la poesía no hay tiempo. El verso es corto y debe quemar. Si no quema no es certero.
Factiblemente, a diferencia de la vida en la poesía es preciso ser efectivo y evitar todos los rodeos. En la poesía hay que tratar de usar la menor cantidad de palabras posibles. El poeta debe tener la puntería afinada y disparar lo justo y necesario (y en lo posible hacerlo con un tiro menos) antes de cazar su presa. Esto, en algunos -y excepcionales- casos es un don; mientras que en el resto -la mayoría- es cuestión de trabajo y dedicación.
La poesía no debe ser agradable, sino certera.
Quizá uno de los mejores ejemplos sean los Haikus (poesía japonesa), en manos de Mario Benedetti. Acá les comparto un destello de sus artes certeras y resumidas.

2.
la muerte invade
de vez en cuando el sueño
y hace sus cálculos
6
los premios póstumos
se otorgan con desgana
y algo de lástima
7
y al laureado
no se le mueve un pelo
allá en su nicho
8
las religiones
no salvan / son apenas
un contratiempo
14
los sentimentos
son inocentes como
las armas blancas