La poesía china de Laiseca
Hay autores que tienen el don de escribir. Otros, los menos, que tienen la virtud de contar y escribir. Y quizá los elegidos son capaces de escribir, contar y enseñar. Alberto Laiseca (Argentina, 1941-2016) fue uno de ellos. Y todos los que pudieron disfrutar de sus tres facetas pueden dar fe que era muy bueno en todas ellas.
Laiseca falleció un 22 de diciembre de 2016, a los 75 años, dueño de un «realismo delirante» -como le gustaba decir a él- es recordado por gran parte del público joven -y no tanto- como el «gran narrador argentino» y un escritor maestro de escritores. En este posteo homenajeamos su paso por la literatura con el recuerdo de sus discípulos y con algunos poemas (un género literario) que poca gente conoce.
«Lai fue todo lo que uno puede imaginar que tiene un gran maestro. Un maestro zen como algunos de esos que aparecen en sus obras. Un monstruo de lo más querible, que siempre sabía guiar a uno a largarse a escribir, a comprometerse por completo con los mundos que uno lleva adentro».
Leandro Ávalos Blacha (escritor argentino, autor de Malicia)
Ávalos Blacha afirmaba que Laiseca practicaba con pasión durante horas para grabar su ciclo de narraciones de cuentos de terror. Los leía una y otra vez. Buscaba el tono perfecto, el gesto debido. Todo lo que hacía le demandaba la misma pasión. Los que lo conocieron sostienen que jamás hizo una reseña de un libro sin leerlo. Algo muy común en este mundillo literario. «Él tenía un enorme ejercicio de trabajo y a la vez pura libertad«.
Los tres libros que no pueden faltar de Laiseca
Los que saben sostienen que para conocer a Alberto Laiseca, conocido como el Conde Lai, es preciso reparar en «Los Sorias» (una novela de unas 1500 páginas) que, sin dudas, es considerada su gran obra literaria. Según Piglia ésta es la mejor novela argentina desde la publicación de «Los siete locos«. El texto – narra la humanización de un tirano. Otro libro que no puede faltar es «Beber en rojo» una novela que busca desempolvar al conde Drácula, ambientándolo en un entorno donde reina las fiestas y la lujuria. Los cuentos de Lai deben formar parte de cualquier biblioteca que se precie. Es por eso que no pueden dejar de leer «Matando enanos a garrotazos», su primer libro de este género publicado en 1982. La obra -que no habla de medidas de poca altura- tiene como protagonistas a dictadores, crotos, momias compositoras y proyectos descomunales que buscan pintar al hombre de nuestros días.

Digo “te amo” y tú sonríes,
pero al minuto siguiente
tu rostro afila el borde de una larga sombra.
¿Deberé decir “me fastidias”?
Quizá así, luego de tu pena
tengamos por delante un día luminoso.
¿Deberé talar el único árbol ciruelo de mi jardín
para ganar la benevolencia ante la arrogancia del bosque?
Alberto Laiseca
(Árbol ciruelo – Teh Ping. Reino de Chen)
Pocas desgracias pueden ser tan formidables,
como la de estar deslizado en el tiempo.
Cinco años pueden ser todo lo que hace falta
para la diferencia entre el horror y la felicidad.
Alberto Laiseca
(Conociendo a una persona antes del momento adecuado – Ho Yuan Chen. Dinastía Legendaria).
Insinúas con tu actitud
que mi excesivo interés te inspira rechazo.
Pero el movimiento es siempre un punto de vista.
Yo digo que es la terraza la que baja su vuelo
alejándose de la grulla.
Alberto Laiseca
(Bajando el opuesto – Tsé Fung Tsi – Reino de Chou)