
Poesía: decir menos para inferir más
La poesía tiene ciertas particularidades de las cuales un autor se puede servir para mejorar su producción. Muchos autores y docentes vinculados con la literatura afirman que cualquier texto bien escrito que pertenezca al género de la narrativa podrá ser convertido, sin grandes esfuerzos, en un poema. Tal como afirma Antonio Rivas en el posteo que forma parte de este blog y que lleva el título de: «Cómo hacer un buen verso libre«.
Otro recurso, no menor, es abrazar el principio oriental que sostiene que: «Menos es más«. En la poesía esa sentencia podría traducirse a «los versos deben decir menos para inferir más». Lo sorprendente en este género es cuando un poema es capaz de sugerir aquello que no menciona y, además, hacer que cada verso logre alcanzar una multiplicidad de sentidos.
Esto requiere, primero, un trabajo por parte del autor de «desmalezamiento del texto«. Como con las plantas, hay que podar todo aquello que se va en vicio. Para ello es preciso quitar todo lo que sobra. Aquí sí, lo que abunda, daña. Si se permite la expresión es conveniente «minimalizar el texto» para así, desde lo simple, poder reparar en la esencia o en el concepto que éste abraza.
Para dar forma más acabada a esta idea compartimos una producción de Leandro Murciego que sin apelar a grandes recursos busca crear en tan sólo cinco versos un universo cargado de emociones y sentencias.

Celebro la vida,
aunque en ocasiones
-tarde- me desayuno
que no quedó nada
con qué brindar.
Leandro Murciego
(Malaria)