Daniel Quintero es un poeta argentino que tiene una de las voces más afiladas y potentes de la actualidad. Sus versos son denuncias ácidas que se convierten en crónicas literarias de nuestros tiempos. Este poema de reciente cosecha se suma al Especial Memoria, verdad y justicia.
«El perro», como se lo conoce entre sus amigos, en esta oportunidad bosqueja verso a verso una frontera que marca, a fuerza de trazo firme, las diferentes veredas. Claramente, deja de manifiesto en cuál elige ubicarse.

Dicen que había un país
más rico que la Reserva Federal
que cuando brillaba el sol
sobre su oro daba de lleno
pero no de comer
que tenía ríos
montañas deudas
y pronósticos alentadores
que se desperezaba
por las tardes
hacía crujir huesos
y opositores
que blanqueaba capitales
y sepulcros que tenía
su propia biblia escrita sólo
de antiguos testamentos
que llevaba a los niños de la mano
de paseo de merienda
de vacunación y vacaciones
que no le costaba gritar
ni pedir perdón o dinero
que todo lo enterraba
con sus muertos a futuro
dicen que había un país
mordido hasta el hueso
y que sus habitantes
dividían sus osamentas
mientras el mundo reía
o era «el carnaval del mundo»
dicen también que estaba
condenado al éxito
que nadie había que le tire
o desparrame que lo ignore
le dedique epitafios
o reguetones
había sí y estaba
precario y pobre
como una lámpara
de pocas luces
como un anden
sin enamorados
una postal de olvido
encontrada entre los trastos
de quien está a punto
de pedir su último deseo
y jamás permitió
que le revisaran
los bolsillos.
Daniel Quintero
(Pobre y precario)
