
Recuerdos en poemas de Boccardo, Quintero y Murciego
La conservación de los recuerdos es una de las tantas preocupaciones de los seres humanos. ¿Cuándo y cómo nacen los recuerdos? ¿Lo hacen desnudos? ¿Qué hacer, luego, con ellos? ¿Cómo y dónde guardarlos? ¿Hay que atesorarlos y -quizá- sólo sacarlos a relucir en ocasiones festivas? ¿O, con ellos, es menester perderle el respeto a la ceremonia del cuento que solamente llega en determinados días y después de la medianoche? ¿Es bueno sacarlos a pasar, para que vayan tomando vida propia y -quizá- empiecen a hacer su destino de boca en boca o cada vez que salen -con libertad condicional- orearse un rato regresan siendo otros?
¿Qué hacer con ellos y con nosotros? ¿Nos pertenecen o les pertenecemos? Se nos multiplican las preguntas y seguramente que no exista una forma oportuna o acertada de cómo tratarlos/tratarnos.
Quizá el sólo hecho de haber gestado algún recuerdo nos convierte -en cierto modo- en poetas. El recorte caprichoso de la realidad, el dotarlos de sentidos y de simbolismos, los modos que usamos para contarlos siempre los transforman y nos recrean.
Para este posteo de PAMA (Poesía A Mano Alzada) elegimos tres poemas de diferentes autores Catalina Boccardo, Daniel Quintero y Leandro Murciego para mostrar distintas miradas poéticas.

estos días
no quiero conejos en aquel patio
el hilván del mantel
y la siesta frágil de mi abuela
se hunden como alfileres
todavía sus dalias retumbándome
si pudiera recordar
mi sombrerito de verano
y por qué entregaba mis lágrimas
hasta el borde
Catalina Boccardo
(sin tocar el blanco) De El Jardín Santo -En Danza, 2011-

Aprendí de qué se trata el silencio,
el ardiente fuego que nos hace historia,
la ola pequeña que sueña con ser mar a la orilla del lago,
el calor del sol cuando se hace recuerdo,
y este color a nostalgia con que se va pintando el tiempo.
(Responso III)

Soy el recuerdo del niño que tuve,
áspera circunferencia de un tiempo desvanecido.
El hombre muere desde adentro,
mi carne soporta ahora tanta ofensa:
pide infancia le dan riesgo,
pide luz
y pena.
¿Volveré a ser ese niño que una vez esperanzó en hombre todo su destino?
No queda otra evidencia para seguir
acaso.
Daniel Quintero
(Acaso)
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