Juan Gelman (1930-2014) es una de las voces poéticas que logró transcender las fronteras de su propio país (Argentina). Su literatura con ritmo citadino logró hacerse carne en todo el continente americano.
Una breve e injusta biografía suya podría «rezar» (muy a su pesar): «Escritor desde su niñez. Quién sabe si él pudo elegir su destino de letras o éste lo secuestró a él. Gelman, además, se desempeñó como periodista y traductor. Fue un militante político que debió exiliarse en México. Gran parte de su obra estuvo signada por las desapariciones de sus hijos y por la búsqueda de su nieta que nació en cautiverio».
Él fue el cuarto argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes, luego de Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato y Adolfo Bioy Casares.
Fabry, Geneviève en su libro «Las formas del vacío: la escritura del duelo en la poesía de Juan Gelman» lo definió como un «expresionista del dolor».
Aquí tres poemas breves suyos.

A ver cómo es.
Estaba quieta la inquietud por una vez.
La desazón en sazón y
¡cómo se parecía el mundo a Gerarda
envuelta en sensaciones de encaje!
Las palabras chocan contra la tarde
/y no la descomponen.
La furia no me deja solo conmigo.
Habrá que recortar la sombra militar.
¡Camaradas especialistas en esperar cansancios:
apaguen el amor dudoso
que baja humilde y despacito!
Hasta el revés del cosmos morirá!
Juan Gelman
(Certezas)
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?
Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.
Juan Gelman
(Sangran)
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
Juan Gelman
(El juego en que andamos)
