
3 poemas, 3 autores. Dios, presente
¿Qué es lo bueno? ¿Lo bueno es estar a la derecha o a la izquierda de Dios? ¿Dios está ubicado en el centro? ¿Existe el centro? ¿Y Dios? La duda, dicen, es la base del crecimiento.
Aquí compartimos tres poemas de Raquel Graciela Fernández, Daniel Quintero y Leandro Murciego en los que -de una u otra forma- Dios está presente.

Nunca voy a sentarme a la diestra de Dios.
Eso lo dejo para los rectos,
para los que jamás van por la sombra.
Para los que no cortan palabras
ni acercan a los bordes.
Yo, argentino.
Pero de los buenos.
Reniego de los uniformes
y de los uniformados.
No llamo a los cuarteles
ni aunque sean de bomberos.
Levanto las banderas,
que otros dejan en el suelo.
Camino. Grito. Canto.
Y descreo de los cuentos,
del relato, de la herencia,
del pajar y de la aguja,
del pastorcito mentiroso
que se hace el niño rico-bueno.
Yo, argentino.
Pero de los buenos.
Soy de los que se ve
en los otros,
el hombre que nunca
intentará ser el nuevo.
Soy yo, y mis culpas,
todos mis votos
y hasta el menor de mis hábitos.
Me hago cargo de todos,
hasta de mis amigos.
Ellos son los que se ubican,
siempre, a la siniestra;
los que escriben con la zurda;
los que tienen más desarrollado
el hemisferio derecho
y, por sobre todas las cosas,
los que jamás tendrán al Norte
como destino.
Leandro Murciego

Hay un dios criado a leche de sombra
que ahora exige alimento más alentador
dice que ya está grande
que hagan milagros con él
a ver si esta vez queda
mejor colgado.
No es bueno este sufrimiento
de borde de abismo:
o se salta
o se guarda cruz
para siempre.
Daniel Quintero

Dios me libre
de mezquinar el trino.
De arrojar la piedra
y esconder el pájaro.
Raquel Graciela Fernández
