
Vuelve a PAMA Salvador Negro, un poeta de lo íntimo
Hace casi diez años el poeta español Salvador Negro escribía poemas que nos atravesaban y nos invitaban a pensar en las muertes cotidianas. Su decir profundo nos proponían un camino de reflexión no sólo personal sino también filosófica. Aquí en este breve posteo les compartimos dos de sus textos que dan cuenta -de algún modo- de la profundidad de su obra.

Sé qué hay que levantarse, hay que morir,
sé que debemos ver a nuestra madre inmóvil
ante la muerte que la cerca, sé que debo actuar
como si la belleza pudiese con la herida
de morir diariamente, de morir en los otros
como muero en mí mismo, sé que debo luchar
por algo que no es sino ceniza, que a los días
-que cuando yo me muera no habrán sido,-
les debo mi valor, el uso de mis manos.
Pero a veces quisiera como definitivamente
soltar el lastre enfermo de las horas,
precipitar la noche en que seremos
total oscuridad, llenos de nada.
Salvador Negro
(Hay que morir)
Me imagino la dulzura de ese café expreso
ahora que nos hemos disfrazado, yo de mí, tú de ti sola,
y en el azar no queda más que el viento. Intactos visitantes
de zonas derruidas, pobladores serenos de la feliz distancia
de las cosas, -resurge como nieve de algún paisaje cálido,
la piel, la voz, la intimidad que nace de los años-
moradores de un día que termina
sin recuentos, pues todo se ha perdido.
Ahora ya nosotros, -si puede haber nosotros
donde la soledad culmina en la belleza
de los días destinados a nadie-,
y nuestra sombra indefinida se entrelazan
como la piel de entonces, resolviendo
la deuda de ese cuerpo que nos mira
con serena avidez, lleno y sin nada.
Salvador Negro
(Café expreso)
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