
«D10S» de Estela Zanlungo
Diego Armando Maradona nos sigue convocando no sólo como artistas, sino también como sociedad. En los últimos tiempos, uno de los candidatos presidenciales en la Argentina manifestó su postura política/ideológica, Javier Milei, manifestando su rechazo al ídolo del fútbol mundial.
Sin dudas, la figura del «10» excedió y lo sigue haciendo el deporte. Él con todos sus aciertos o virtudes -que no fueron pocas- y con sus defectos -si es que estos existen- se convirtió en una bandera o en un representante de un tipo de argentinidad, que algunos la tratan de hacer ver como poco calificada o no digna de elogios.
Maradona, sin dudas, con sus movimientos dentro y fuera de la cancha se ganó el reconocimiento de mucha gente, no sólo en la Argentina. Él vivió esquivando patadas de futbolistas, dirigentes de fútbol, referentes sociales y políticos. Siempre tuvo en claro qué arco debía cuidar y cuál debía «llenarlo de agujeros». Y eso para muchos tiene un alto precio.
Hoy, a un nuevo año de su nacimiento, decidimos celebrarlo compartiendo un poema de la gran poeta argentina Estela Zanlungo titulado «D10S», con el cual reabrimos el especial «Diego Maradona».


Iba llevado en andas
por las calles de Nápoles
sin que nadie le hubiera prevenido:
roza la luna hirviente de los locos
y un día vas a estacionar un acoplado
junto a la puerta
de la querida de un mafioso
como en una vereda de Fiorito.
Hay un hilo invisible
de la fortuna al daño,
es el pase perfecto
que termina estrellándose
en la nuca de dios.
De pecho iba dejándola bajar
como a su propio nido;
el sol de media tarde
peinaba el pasto del potrero
y solo en el final
todavía sabía de qué barro
puede tocarse el cuero
sin mancharla.
Un viento blanco, lástima
empujó, de puro atropellado.
¡Sabés, qué jugador hubiera sido!
(D10S)
Estela Zanlungo