Tengo un sueño repetido,
nos miramos a un espejo
-comido por la humedad-
nos buscamos pulgas desde lejos,
jugamos a descubrir formas
en las manchas del vidrio;
pierdo, siempre pierdo,
y mucho más cuando me dejas ganar.
Nos buscamos arrugas el uno al otro,
en la imperceptible deformidad
de nuestras formas cada vez más
desconocida para ambos.
Nos miramos sin ver lo que vemos
y queriendo ir siempre mucho más allá.
Creemos estar en París
y nunca salimos de Barracas.
Sé que te sueño y ni así puedo manejarte;
eso me gusta. Te sueño,
básicamente siempre después
de cada uno de nuestros puntos y a partes.
Te sueño, y nos escrutamos, nos recorremos,
nos aliamos, nos enfrentamos y cuando todo parece acabar
nos volvemos a parir, el uno al otro, una vez más.
Leandro Murciego
(Detrás de los espejos)
Para leer más textos míos hacer clic en:
Archivo Murciego