Especial Memoria, verdad y justicia
-ESPECIAL- Homenaje a Miguel Ángel Bustos
Hace unos días (el 29 de abril de 2014). La justicia argentina reconoció, gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, los restos de Miguel Ángel Bustos un periodista y poeta argentino, que fue una de las tantas víctimas del Terrorismo de Estado que acosó a nuestro país entre 1976 y 1983.
Bustos, a los 44 años (nació en Buenos Aires, el 31 de Agosto de 1932), fue secuestrado el 30 de mayo de 1976 de su domicilió ubicado en el barrio porteño de Parque Chacabuco. Hasta ese entonces en su currículum contaba con extraordinaria trayectoria como poeta y como trabajador de prensa. El, que dominaba cinco idiomas (inglés, francés, portugués, italiano y español) se desempeñó como periodista en la Revista Panorama, en el diario El Cronista Comercial y colaboró en el quincenario Nuevo Hombre. En todos ellos se desempeñó como crítico literario.
Miguel Ángel Bustos, que ganó en 1968 el Segundo Premio Nacional de Poesía, escribió cinco de libros: cuatro murales (1957), Corazón de Piel Afuera (con prólogo de Juan Gelman, en 1959), Visión de los Hijos del Mal (con prólogo de Leopoldo Marechal, en 1967) y El Himalaya o la Moral de los Pájaros (en 1970). Cuatro de sus libros están ilustrados por él mismo.
Al momento de su desaparición Bustos militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Portada de su libro Visión de los hijos del mal, que recibió el Segundo Premio de Poesía Nacional
Aquí dejo dos de sus textos:
Yo no soy de ningún siglo.
Vivo ausente del tiempo. Soy mi siglo como soy mi sexo y mi delirio.
Soy el siglo liberado de toda fecha y penumbra.
Pero cuando muera, el profeta que hay en mí se alzará como un niño sin moral y sin patria. Un niño loco con lengua de alaridos. Entonces amanecerá en el millón de Galaxias.
Madres del futuro; cuidado; cuando muera puedo volver.
Entonces, ay, vientre que me aguardas, dulcísima catedral de tinieblas.
Miguel Ángel Bustos
(Vientre profeta sin tiempo, De Visión de los hijos del mal, 1967)
Si en la noche inmóviles policías sujetan perros de boca en piedra, yo tiemblo. Quiero alejarme no puedo, como en sueños.
Entonces alzo la mano a mi pecho el traspasado. No sea que a lo lejos entre selvas de hueso y aliento salga el aullido de aquel que devora mis entrañas. Y aullando prolongue en los perros guardianes un odio en silencio y dientes, que por milenios me persigue.
Miguel Ángel Bustos
(Luna de Herodes, De Visión de los hijos del mal, 1967)
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Fuentes: El blog de Arturo Borra// La Gremial de Prensa / / Detectives Salvajes // La Tecl@ Eñe Revista Digital de Cultura y Política //