
Una historia de porteros, patovicas y departamentos (André Demichelis)
¿Quién dijo que la buena literatura tiene que ser aburrida? André Demichelis tiene un estilo literario diferente: con el humor plantea críticas que desafían desde lo económico hasta las estructuras sociales más conservadoras. Una propuesta distinta.
El portero de mi edificio de chico quería ser patovica. Y ayer llegué tarde, iba a entrar y me dijo «así no pasás». Lo miré. «Vivo acá» dije. «Flaco» dijo «estás borracho y no tenés entrada». «Pago las expensas» susurré y me senté en la vereda. Me dormí. Al rato me tocó el hombro: «pasá, pibe, dale». Por el pasillo, llegando a mi puerta, escuché música, gritos y risas. Entré y vi luces de colores, una banda tocaba en la pieza, unos bailaban en mi cama, otros se besaban en el ropero. «Permiso» y fui a la estantería de los libros donde servían cerveza y ferné. «¿Me dan algo?» pedí. Me dieron un libro de fontanarrosa y me reí tanto que me vomité.
André Demichelis
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