En esta etapa de cuarentena aparecen los fantasmas de viejos exilios o aislamientos tan íntimos que, en muchas ocasiones, dejaron cicatrices. Este texto del escritor y periodista Sebastián Basualdo pone luz en una silenciosa oscuridad: la de un cuarto que él mismo había cerrado.
Este es otro de los textos que llegan de la mano de aislamiento, soledad, cuarentena, pandemia y coronavirus y que integra una antología digital que cuenta con más de 25 autores.

La casa entera me da la espalda y sonríe desde la oscuridad silenciosa de un cuarto que cerré con llave por temor a los fantasmas. Hay un juguete perdido ahí adentro. Yo lo robé. Dejo la ducha del baño correr para encontrarme con vos un día de lluvia. Un domingo. Venías de un Instituto de inglés o de francés. Venías metida en la lluvia como si llegaras de muy lejos. Demasiado frágil para ser cierta. La lluvia no, vos. Tenías un cuaderno y libros. Me acuerdo. Busco el vino, el whisky, la coca. Las tres de la mañana. Golpeo la pared del vecino y le pido que llore. Llorá. Más fuerte, le digo. Llora. Escucho. Te pido que hagas silencio. Me mirás con toda la lluvia encima como un abrigo. Oí. Escuchá. Llorá, viejo, que quiero saber que aún estás vivo, grito.
Sebastián Basualdo
(Aislado)
