
«Las 44» de Eva González
Ésta es la segunda producción de Eva González que se suma al especial «Cuarentena Poética», la antología literaria que trata de pintar por medio de diferentes voces la realidad de un tiempo inusual y doloroso. Este trabajo, que comenzó en marzo, actualmente está siendo utilizado por docentes y alumnos de una escuela media de la ciudad de Buenos Aires y otra de Colombia.
En esta oportunidad, González «nos canta las 40» (y cuatro más) y nos boceta un singular y complicado presente de la mano de sus lacerantes metáforas. Ella usa la poesía para escarbar y señalar lo que muchos otros prefieren ignorar.

Cantame cuarentena
que me morderé en esos labios
con un tabique hermético
sellado, cienfuegos.
Y cortaré lo sano de la manzana podrida
porque ningún poema
sirve de compresa,
de latido violento,
pulmón apretado
toda la sangre
que lleva el río
y trae lo que no se ofrece:
atroz crecida y peces flotando
sin red.
Algo se me ha pegado
en las uñas de los pies
y moradas en las garras
de mis manos
por escarbar recuerdos
sobre la tierra
donde hubo un jazmín y una tormenta de pétalos.
Fueron solo veinticuatro horas
internas, privadas, nuestras
de rosas furtivas, furiosas
plagadas de lava.
En vos, cauterizó heridas, todas.
En mí, solo más estigmas
que trazan ese mapa maltrecho
que soy, humus rojo
de arcilla y alcohol
ya impenetrable de mar,
lágrimas o lluvia.
Anda por ahí
un samurai ciego
y disimula su espada perdida.
Cruza el aire con una caña de bambú
olvidada, sin raíz ni destino.
En algún lugar donde las plazas
perdieron las rondas, las madres y las risas
vive un recuerdo, un hombre y un fuelle
cuatro veces cuatro
en compás de espera.
(Las 44)