
Ciclista (Leandro Murciego)

Para Daniel Amiano y su rico universo infantil de Caseros.
Y para los ciclistas Francis Vera, Darío Colla y Antonio Matesevach
Pedalea sin parar como cuando a los ocho años su abuelo le regaló su primera bicicleta roja metalizada con los guardabarros cromados. Pedalea sin parar y juega a que es Antonio “El Payo” Matesevach y que llegó por invitación a participar de esa carrera italiana de varios días, de la que tanto hablaba su viejo durante las comidas.
Pedalea como en esas tardes de verano en Caseros cuando junto a sus amigos lograba exiliarse de la obligada y aburrida siesta para refugiarse en el abrazador calor de la vereda. Pedalea con todas sus ganas, como escapando del rezongo de la vieja ante su reiterado pedido de salir después de cenar, al menos, tan sólo un rato a la puerta.
Pedalea –igual que como lo hacía cuando jugaba a ser su ídolo–, ese que seguía contra toda la lógica arriba de una bicicleta, que hacía caso omiso de las recomendaciones de los médicos, de los dolores del cuerpo…
Pedalea redondo como le enseñó su viejo, para que los demás no se den cuenta que ya está con el último aliento. Como ahora; justo como ahora. No se detiene. Cambia de paso, aumenta el ritmo y parece encontrar el camino que lo lleva devuelta a Caseros, justo a la vereda de la casa de los viejos. Y él vuelve a ser El Payo, entrando a San Juan y definiendo cabeza a cabeza, en el sprint final con Jorgito (el hijo del carnicero, que tenía dos años más y vía libre para ir más allá de la esquina) y con el flaco –el de la bici de carrera–. Es en ese momento que baja la cabeza, que clava su mirada en su goma delantera, que se para en los pedales, que respira bien hondo y que ante los gritos de su vieja que descubrió que se había escapado de la hora de la siesta ataca a fondo hasta cruzar primero la meta…
Leandro Murciego
Noviembre 2013-11-16
(Ciclista)
Nota: este cuento breve está dedicado a todos los ciclistas que pedalearon algún sueño, que jugaron y que siguen jugando como buenos niños que son. Pero en especial está dedicado, «al loco» Francis Vera (uno de los tipos más cuerdos que conozco), a Darío Colla, un ejemplo de caballerosidad deportiva (arriba y a bajo de su bicicleta) y a Antonio Matesevach, El Payo, uno de los referentes del ciclismo nacional; el personaje de cientos de películas/fantasías infantiles.
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Para los que no saben quien fue Antonio Matesevach les dejo el trailer del documental EL PAYO, realizado por Manuel Saiz fue ganador del Concurso Nosotros (INCAA), Selección Oficial Barcelo Sports Film Festival.
Es una joyita cinematográfica y un justo homenaje a unos de los más grandes ejemplos deportivos de nuestro país.
Además, dejamos una nota el PAYO realizada para el espacio «Parece que fue ayer«.
Compartimos otro de los homenajes a El Payo que están dando vueltas por las redes sociales.