La ley Cortázar: un arma para romper las normas

Ley del poema de Julio Cortázar no solo es un bello texto poético, publicado en su libro «Salvo el crepúsculo«, sino que además tiene una particularidad. En él el autor critica irónicamente las normas literarias de la «buena poesía«. Dispara con versos lúcidos contra la ley del poema. Elige, en él, las palabras justas que dan por tierra con una supuesta norma existente que permite gestar una poesía. Pero a medida que el yo poético avanza en la construcción de este texto y va socavando con la idea de la producción ideal, comienza a dar forma a su propia ley. Como una araña que va enredando a otra. Queda encerrado en una tela tan ajena como propia.

Los que saben, afirman que para la construcción de este texto Cortázar apeló a la metaliteratura (la literatura reflexiona acerca de sí misma). En «Ley del poema», al tiempo que la cuestiona, emplea una métrica precisa: versos eneasílabos (de 9 sílabas) perfectos.

En «Ley del poema», texto que presentamos a continuación, el yo poético pareciera querer escapar de las ataduras que reglan la estructura de una poesía para convertirse en otro texto, más libertario, más autónomo. La certeza de saberse libre en las formas queda atrapada en el propio poema pero, respecto al contenido, el deseo viola la norma y triunfa sobre cualquier legalidad.

Algunas reglas básicas para la versificación

La métrica de una poesía se establece a partir de la cantidad de sílabas que poseen los versos que la componen. La cantidad se determina a partir de la separación de las palabras en sílabas tomando en cuenta la escansión; es decir, una serie de convenciones para medir los versos. En primer lugar, cuando se forma un diptongo (unión de dos vocales) entre el final de una palabra y el comienzo de otra, puede contarse una sola sílaba mediante la licencia poética conocida como sinalefa.

Por otro lado, si el verso termina con una palabra aguda, suma una sílaba; si culmina con una grave, queda igual la cantidad; pero, si la última palabra es esdrújula, deberá restarse una sílaba al total.

En el caso de este poema de Cortázar, los versos están conformados por los denominados de Arte Mayor ya que tienen 9 sílabas; mientras que los de Arte Menor, hasta 8 silábas.

Julio Cortázar y la métrica de «La Ley del poema«

Amargo precio del poema,
las nueve sílabas del verso;
una de más o una de menos
lo alzan al aire o lo condenan.

Somos el ajedrez de un río,
el naipe siempre entre dos lumbres;
caen las caras y las cruces
a cada curva del camino.

Cae en el verso la palabra,
en el recuerdo llueve el llanto,
cae la noche, cae el pájaro,
todo es caída amortiguada.

¡Oh libertad de no ser libre,
golpe de dados que desata
la sigilosa telaraña
de encrucijadas y deslindes!

Como tu boca a la manzana,
como mis manos a tus senos,
irá la mariposa al fuego
para danzar su última danza.

Julio Cortázar

(Ley del poema)

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