
Cuarentena. Un perro. Un sonámbulo y una mujer que saca a pasear a un ventilador con correa. Un microcuento de André Demichelis.
Este profundo y largo encierro provocado por el aislamiento social y la cuarentena nos va envolviendo en un complejo y profundo sueño. Nada parece real ni lo que es. A algunos les da por dormir; otros -en cambio-, por quedarse en vela. Unos cuantos reclaman presencias; otros buscan soledades como refugio.
Cuarentena, un perro, un sonámbulo y una mujer que saca a pasear a un ventilador con correa. De todo esto y de algo más habla esta microhistoria de André Demichelis: el segundo relato breve, que forma parte de la columna de PAMA de André y que hoy compartimos con ustedes.

Anoche el perro callejero del barrio no ladraba.
“Voy a dormir tranquilo” pensé. Ahí escuché griterío: “¡RESPETÁ LA CUARENTENA!” le gritaban a un tipo en piyama, que iba por la calle arrastrando una almohada. “Está sonámbulo” pensé y bajé corriendo. Miré que en las esquinas que no haya policías. “Ey” le dije “despertate”. De los balcones: “¡Que vaya a su casa!” gritaban. Miré al sonámbulo arrastrar la almohada. Y me acerqué. “¿Me acompañás?” dijo “vamos a pasearla a la plaza”. Y yo “¿a la almohada?”. “Sí” susurró “no tengo perro y estoy muy solo”.
Llegamos a la plaza y me sorprendí. Una chica paseaba un ventilador de pie; una pareja acariciaba un oso de peluche; un tipo caminaba con un espejo que lo reflejaba como a un hermano gemelo; una señora sostenía en brazos una maceta. “Tenés que pasear algo” dijo el sonámbulo. Dos policías se nos acercaban. El sonámbulo se asustó y se fue. Y ahí escuché los ladridos. El perro del barrio se me tiró encima. “¿Es su perro?” preguntaron. “Sí, volvemos a casa” dije.
Me fui caminando con el perro.
En la puerta de casa: “¡Ey! ¿Hacemos trueque?” dijo el sonámbulo mirando al perro “me haría bien algo de compañía en la cuarentena” y me dio la almohada. El perro movió el rabo y se fueron juntos.
En casa me acosté. No sé si fue que el perro anoche no ladró, pero nunca dormí tan profundo.
Algo me arrulló toda la noche. Era como un ronroneo, venía de la almohada.
André Demichelis