
Jorge Amado y Eduardo Galeano: dos frentes a la esclavitud
El escritor Jorge Amado nació un 10 de agosto de 1912 en Salvador de Bahía, Brasil. Su narrativa se centró en reivindicar a los negros y a los pobres en la condición más inhumana de la humanidad: la esclavitud. En sus novelas, los esclavos tal vez no aparecen maniatados o maltratados físicamente, como se acostumbra a describir la situación de esclavitud. Sí, vulnerados sus derechos como seres humanos. Sí, explotados. Sí, arrinconados socialmente. Sí, sometidos a la constante marginalidad. Sí, agraviados e injuriados por su cultura y religión. Esta situación de exclusión fue narrada, entre otras, en su novela «Cacao». Publicada en 1933, el texto cuenta la vida cotidiana de los trabajadores en una hacienda de cacao perteneciente a un coronel quien tiene un manejo despótico con sus «trabajadores» y esto despierta la solidaridad en ellos y el ansia en su protagonista, José Cordeiro, de una existencia más justa y mejor.
«A las nueve de la noche el silencio cubría el lugar y nos estirábamos en las tablas que nos servían de camas y dormíamos de un tirón, sin tener sueños ni esperanzas. Sabíamos que al otro día seguiríamos recogiendo cacao por los tres mil quinientos que la despensa nos sacaría. Los sábados íbamos a Pirangi para descargar el sexo. Algunos que llevaban meses sin salir de la plantación se satisfacían con las yeguas de la tropa. Mineira, la madrina de la tropa, estaba viciada y se la disputaban. Los chicos se iniciaban temprano con las cabras y las ovejas. Nadie se quejaba. Todo estaba bien. Vivimos casi al margen del mundo y nuestra miseria no le importaba a nadie. Se vivía por vivir. Muy lejana, se entreveía la idea de que las cosas podían cambiar. Cómo, no lo sabíamos. No todos podríamos ser patrones. Entre mil, apenas se podía enriquecer uno. En la plantación Fraternidad solamente Algemiro había conseguido algo. El patrón le había dado un campo que valía unos treinta contos, que él le pagaría con las zafras. Entonces, ¿cómo íbamos a salir de esa situación miserable? A veces pensábamos en esas cosas.»
Jorge Amado
(Fragmento de «Cacao»)

Muchos años después, en 2008, Eduardo Galeano, desde Uruguay, también hacía su descargo poético denunciando muchas situaciones de injusticia. Apelando a Aristóteles, en este texto, habla también de la esclavitud y su condición.
El ser humano que pertenece a otro es por naturaleza un esclavo. El que siendo humano pertenece a otro es un artículo de propiedad, un instrumento. El esclavo es un instrumento viviente, así como un instrumento de trabajo es un esclavo inanimado.
Hay por naturaleza diferentes clases de jefes y subordinados. Los libres mandan a los esclavos, los hombres a las mujeres y los adultos a los niños.
El arte de la guerra incluye la cacería contra las bestias salvajes y contra los hombres que habiendo nacido para ser mandados, no se someten; y esta guerra es naturalmente justa.
El servicio físico a las necesidades de la vida proviene de los esclavos y de los animales domesticados. Por eso ha sido intención de la naturaleza modelar cuerpos diferentes para el hombre libre y para el esclavo.
Eduardo Galeano
(La esclavitud según Aristóteles)