
El cuento breve de André: Una historia de terror. Un zombi. Un maniquí. Un libro de cuentos. Y un padre ausente.
La cuarentena y el encierro parecen no ser buenos amigos del tiempo. Con ellos los relojes no van muy acompasados, ni los biológicos ni los otros. Es así que la gente comienza a tener insomnio y a buscar las más diversas ocupaciones para matar o, al menos, dejar un poco inconsciente al tiempo.
El cuento de André
En este texto de André Demichelis, el tercero de su columna, nos narra una historia de terror, con un zombi, un maniquí, un libro de cuentos y un padre ausente.

A la medianoche el vecino del séptimo G salió a su balcón y empezó a aplaudir. Sacó una cámara y filmó la luna. A las 4 am me llegó un papelito por abajo de la puerta. Decía: “En 5 minutos en la escalera del piso 7”. Me vestí y fui. Escuché unos pasos. Estaba muy oscuro y sentí un aullido. Un zombie se arrastraba y mordía un brazo extraño. Me asusté y corrí a casa. A la mañana en las escaleras vi una chica. Cargaba un maniquí. Le faltaba un brazo, igual al que mordía el zombie. ¿Y si la chica era la zombie? Ella me miró. “Mi hermano es del 7mo G” dijo “En cuarentena se aburre tanto que empezó a filmar videos de terror. Ayer te hice aparecer de extra y saliste muy bien” “¿Tu hermano aplaude a la madrugada?” pregunté. “Sí. Tiene el sueño cambiado y aplaude a los médicos a cualquier hora. No puede dormir, le dan miedo sus videos”. Me contó que de chico él miraba películas de terror. Y no podía dormir. Entonces su papá se sentaba en la cama y le decía “¿Cuentito para el miedito?” y le leía un cuento hasta que se dormía. “¿Podrías subir al séptimo y leerle un cuentito para el miedito?” dijo ella. Y agregó: “Hace días que no pega un ojo, parece un zombie”. “¿Y tu papá?”, le pregunté. «Mi papá fue a comprar cigarrillos y jamás volvió. Vos sos el plan B”, me confesó.
Fuimos al séptimo G. El vecino estaba acostado y aterrado. Me miraba. Me senté en la cama y saqué un libro. Leí tres cuentos. No se dormía. Golpearon a la puerta. La hermana tomó mi mano y susurró “Es el Plan C”.
El vecino preguntó: “¿Quién es?”. Detrás de la puerta se escuchó “¿Cuentito para el miedito?”. “¿Papá!” gritó el vecino. Corrió y dijo: “¡Regresaste!”. Abrió. Estaba el maniquí, de jean y chomba, pero esta vez con los dos brazos.
Volví a casa. Por las escaleras me crucé a un tipo. Subía con seis cartones de cigarrillos y el libro “Elije tu propia aventura”. Iba hacia el séptimo G.
André Demichelis