
La poesía más viva que nunca
La poesía es uno de los géneros más bastardeados o ninguneados del mundo literario. Desde los sellos editoriales se la catalogó sistemáticamente de ser un género secundario, a nivel comercial, y que no contaba con cultores ni circuito de ventas que fuese capaz de sostener la cadena productiva.
Lo cierto es que en la Argentina, al igual que en muchos países de habla hispana, el fenómeno de la poesía nunca se murió sino, más bien, que intentaron matarlo aplicando en muchos casos terapias de sedación y hasta de coma inducida.
En las últimas dos décadas la poesía en la Argentina se convirtió en uno de los circuitos culturales/artísticos que más gente recluta -semana tras semana- en diferentes encuentros y ciclos literarios, la mayoría de ellos impulsados casi sin difusión. Situación que pareció quedar visualizada, contradictoriamente, con el aislamiento social.
Ciclos literarios de físicos a virtuales
Ante la falta de posibilidad de reunirse los ciclos que pululaban por el AMBA (área metropolitana de Buenos Aires), algunos con sede fija (tal es el caso de Materia Oscura -en el Abasto-, Cross en la boca -Monserrat-, Entrevero -Monserrat- o Ciclo Puente -Ramos Mejía-, entre otros) o bien aquellos que se realizaban de manera itinerante (RCP-Resistiendo con Poesía, Alta Paja, etc.) invadieron con fuerza las redes sociales llenando de poemas y de poetas las diferentes redes sociales.

Presentaciones y lanzamientos,
uno por cada día de la semana
A diferencia de lo que muchos opinan la poesía está más viva que nunca. En estos tiempos de ausencia de contacto los libros de poesía siguen llegando en formato físico desafiando no solo toda lógica temporal sino también aquellos preceptos editoriales que la estigmatizan como un género no comercial. Para seguir poniendo ejemplos, podemos mencionar que tan sólo en esta semana se presentaron «Luz de azafrán», de Adolfo «Bebe» Ponti, «Los hijos de la jauría», de Estela Zanlungo, «Archivos rojos», de Eva González y «Lo senil no quita lo caliente», de Rosa Rodríguez Cantero, entre otros. Y se anunciaron «Estaciones», de Natalia Carrizo, y «Dentro del Cristal ves el paisaje», de Javier Martínez Conde y «Contratiempos» la nueva producción de Leandro Murciego que, por el momento, saldrá en formato digital.
En síntesis, quien se anime a dar por muerta a la poesía que levante la mano o que escriba un mensaje aquí debajo, en los comentarios.

«Botones poéticos»,
para que sirvan de muestras
Cada ausencia nos recorre los ojos
como un paisaje a toda velocidad.
Las hormigas cargan una hebra de pasto
como nosotros el peso de un rostro.
Ellas desfilan con el paisaje en los hombros
y nosotros con el frío en la mirada.
Cada uno a su manera come del amor.
En la mesa de la madrugada hay una fruta
esperando la boca del insomne.
Adolfo Marino Ponti «Bebe»
(Carta del insomne)
poema que forma parte de su nuevo libro: «Luz de azafrán»
Con alegría entrego el diezmo y no
pregunto qué hay a cambio
Voy a tu abrazo a celebrar
el brillo de la hoja que caerá donde deba,
su tajo imprescindible, su perfume a mejor.
Te he dado mi cosecha: ahí fue
la lengua del abuelo
su traza de inmigrante
el nombre del vecino y la sombra
del perro pegada a la pared.
Sé que no hay daño en la cosquilla
de un filo sobre un cuello:
es cortar por lo sano, y si rodara una cabeza
de hermano
que hubiera compartido
el olor de la sopa, si fuera necesario
hundir el instrumento como último recurso,
lo harías con cuidado, para no desgarrar
la carne si no es imprescindible.
Por el momento el trato es hasta aquí.
Me guardo los huesitos de mis hijos
como un as en la manga
por si no terminara de alcanzar
esta muestra de fe
para entrar en el reino.
Estela Zanlungo
(Cadalso)
poema que forma parte de su nuevo libro: «Los hijos de la jauría»
Te nombro.
La sangre olvida la vejez
se mira temblorosa en el espejo.
Te pienso.
Mis papilas gustativas
reclaman tu sabor.
Soy una lluvia de obscenidades
si te imagino
mirándome a los ojos.
Necesito tocarme
calmar esta ansiedad de vos.
Pero con eso no alcanza.
Hace falta tu incendio
para enfriar mi beso.
En el húmedo rincón del clímax
seamos un solo insomnio
que espante las pesadillas
y nos dibuje un sueño.
Rosa Rodríguez Cantero
(Lujuria)
poema que forma parte de su nuevo libro: «Lo senil no quita lo caliente»
Infancia de rodillas,
pecas en anarquía,
denuncian
manzanas sin caramelo
sin cuentos sueños
Aviesa saliva,
lacre de flores
Mientras aprieta en los dientes
palabras mudas
mil gritos censurados
por un falo idiota
a la misma altura
de billetes bollo
en un solo puño.
Cómplices de zapping
tu propio dedo te apunta.
En la calle atravesada de fantasmas
mirarás sus ojos ensayados
en un espejo sucio.
La podrás ver
si alguna vez
el viento en bicicleta
te dio alas rotas
para recordar esencias
de niño enorme
atrapado en tableros
de blancas negras
y aborto de reglas.
Sin embargo
montaré la madera
pintada de caballo
sacaré la sortija
y apretaré como nunca
la suerte en la mano.
Eva González
poema que forma parte de su nuevo libro: «Archivos rojos»
Eras el que callaba al fondo de la mesa;
el que observaba el show
con ganas de ser visto.
Alguien miró por fin y te entregaste
empazaste a bailar hipnotizado.
Más de una vez te preguntaste
qué habrá detrás de los hechizos.
Los hechizos se rompen, ¿Sabés?, como cristales
pero quién no desea
ser cristal, causar efecto.
Estabas cocinando una forma de estar sin preguntarte.
Estabas atendiendo la gracia del instinto.
La respuesta siempre estuvo ahí.
Dentro del cristal ves el paisaje:
hacete cargo.
Javier Martínez Conde
(Autorretrato)
poema que forma parte de su nuevo libro: «Dentro del Cristal ves el paisaje»
Al igual que en la concepción,
este verso le ganó a cientos de otros.
Para ellos no cabe ni el olvido.
En cambio, él sueña con la vida eterna.
Leandro Murciego
(Principio Darwiniano)*

En el desierto,
que es tu piel,
tu gemido
es mi Norte.
Leandro Murciego
(Brújula)*
poemas que forman parte de su nuevo libro: «Contratiempos»
-que se encuentra en etapa de edición-.