
Mario Benedetti, el poeta de lo simple, cumpliría años
Hoy, el escritor uruguayo Mario Benedetti cumpliría años, uno de los autores más entrañables para el público y, a la vez, resistido por un gran sector de la crítica. Muchos especialistas literarios, intelectuales y seudointelectuales le reprochan su estilo de escritura simple y directo.
De Canciones a tatuajes, graffities y señaladores
Pero en este mundo bipolar, están quienes lo aman y quienes lo detestan. Están los que piensan que su obra es acierto y aquellos que la encuentran plagada de espacios comunes. Es cierto que, parte de sus textos se convirtieron en canciones («Cielo del 69», «Te quiero» y «Por qué cantamos», entre otros), decires populares, graffitis que reconceptualizan rincones de las ciudades, tatuajes, señaladores y tarjetas de cumpleaños. Pero, hay que decirlo claramente, ese sayo no es para todos los escritores. Llegar a hablar el idioma de la gente es algo que pocos logran y, mucho menos, hacer que un conflicto humano se convierta en algo universal, más allá de los tiempos, las idiosincrasias y hasta los idiomas.
Quizás, una de las grandes señales de resistencia a sus letras sea que muy pocas producciones suyas forman parte de los programas educativos de literatura de la escuela media. Tal vez, si Mario Benedetti hubiese utilizado su nombre real Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti o hubiera elegido, tal vez, Hardy Hamlet Brenno la crítica hubiese, con él, sido más benévola. Pero lo cierto es que, ahora, son solo especulaciones.

Un día como hoy nacía Mario Benedetti
Lo que no es una especulación es que Mario nació un 14 de septiembre de 1920, en Paso de los Toros, Tacuarembó (Uruguay), en una familia de inmigrantes italianos. Pero cuentan los que saben que su nacimiento literario llegó poco después y del otro lado del charco: en Buenos Aires.
Su despertar literario
«Un domingo de hace poco más de ochenta años, en un banco de la Plaza San Martín de Buenos Aires y leyendo un libro de poesía, nace el escritor Mario Benedetti. Y no me refiero al hombre cordial, de mirada repleta de asombro y parapetado detrás de un icónico bigote, no al Mario Benedetti que nació en una pequeña localidad ferroviaria ubicada en el centro de Uruguay. Hablo del escritor. Porque siendo un adolescente, Mario trabajaba en una empresa argentina y solía ir a descansar al recoleto rincón porteño”
Cuenta Gerardo Ciancio, autor de «Soñar la palabra», libro sobre la vida de Benedetti
Mario Benedetti comenzó publicando poesía y a ella le siguieron el cuento y la novela. Todas ellas tuvieron comunes denominadores: el amor, las luchas, las resistencias y una mirada crítica a la clase media, de la cual formaba parte. Ya para 1960 su nombre era conocido en América Latina, a pesar de no transitar por los senderos elegidos por los autores que formaron parte del «boom de la novela latinoamericana». Su novela «La tregua», que fue llevada al cine por Sergio Renán, se convirtió en su gran caballito de batalla.
En la década del 70 sus letras toman un giro más político que se traduce no sólo en sus novelas sino también en gran parte de su poesía. Benedetti a pesar de su estilo -aparentemente- simple fue un estudioso del lenguaje, un gran lector y, un militante y difusor literario, en este último punto cabe destacar su trabajo como traductor por medio del cual ayudó a dar a conocer a varios poetas africanos emergentes.
Él fue uno de los autores más prolíficos de América Latina y no toda su producción logró alcanzar gran relevancia, como por ejemplo su libro de Haikus, del cuál presentaremos un posteo a lo largo de esta semana.
Pero qué mejor que recordarlo con uno de sus poemas de la serie «Hombres que mira» y, para esta oportunidad, elegimos unos de sus textos más tiernos:
Para que nunca haya malentendidos
Para que nada se interponga
Voy a explicarte lo que mi amor convoca
Tus ojos que se caen de desconcierto
Y otras veces se alzan penetrantes y tibios
Tienen tanta importancia que yo mismo me asombro
Tus lindas manos mágicas
Que te expresan a veces mejor que las palabras
Tan importantes son que no oso tocarlas
Y si un día las toco es solamente
Para retransmitirte ciertas claves
Tu cuerpo pendular
Que duda en recibirse o entregarse
Y es tan joven que enseña a pesar tuyo
Es un dato del cual me faltan datos
Y sin embargo ayudo a conocerlo
Tus labios puestos en el entusiasmo
Que dibuja palabras y promete promesas
Son en tu imagen para mí los héroes
Y son también el ángel enemigo
En mi amor estás toda o casi toda
Me faltan cifras pero las calculo
Faltan indicios pero los descubro
Sin embargo en mi amor hay otras cosas
Por ejemplo los sueños con que muevo la tierra
La pobre lucha que libré y libramos
Los buenos odios esos que ennoblecen
El diálogo constante con mi gente
La pregunta punzante que me hicieron
Las respuestas veraces que no di
En mi amor hay también corajes varios
Y un miedo que a menudo los resume
Hay hombres como yo que miran tras las rejas
A una muchacha que podrías ser vos
En mi amor hay faena y hay descanso
Sencillas recompensas y complejos castigos
Hay dos o tres mujeres que forman tu prehistoria
Y hay muchos años demasiados años
De inventar alegrías y creerlas
Después a pie juntillas
Querría que en mi amor vieras todo eso
Y que vos muchachita
Con paciencia y cautela
Sin herirme ni herirte
Rescataras de allí la luna el río
Los emblemas rituales
Los proyectos de besos o de adioses
El corazón que aguarda pese a todo.
Mario Benedetti
(Hombre que mira a una muchacha)