
Cuarentena. Unas Topper. Un sueño. Una salsa de soja. Bombas, aviones, un desfile militar y un teletransportador. El cuento breve de André de esta semana
La cuarentena y el aislamiento social obligatorio nos instó a hacer un viaje transpolar a nosotros mismos. Por momentos nos volvió a poner cara a cara con cientos de recuerdos que parecían olvidados. Así, volvieron a nosotros imágenes entrañables y, también, de las otras.
Este nuevo micro-cuento de André Demichelis, que forma parte de su columna semanal, habla un poco de todo esto en tono de humor y nos invita a visitar un poco su mundo.
Hoy: cuarentena. Unas Topper. Un sueño. Una salsa de soja. Bombas, aviones, un desfile militar y un teletransportador.

hace un mes guardé las Topper en la caja y ando descalzo. Miro por la ventana, encerrado. Y hoy dije: “Voy a salir”. Fui a la caja, saqué las zapatillas, me las puse y me acosté. “Voy a salir en sueños”.
Cuando era chico estaba enfermo en cama y mi mamá, con una caja, inventó una máquina para que pudiera salir. Ella escribió en la caja: “Máquina de teletransportación. Instrucciones: Agarrá la caja, imaginá un lugar, cerrá los ojos y dormite”. Recién agarré la caja de las Topper: “Ésta será mi máquina” y cerré los ojos. Me vinieron imágenes y me dormí.
Aparecí en el bar donde trabaja mi amiga. Desde la vereda, la vi tras la barra. “Pasá” me gritó y entré. “¿Te sirvo cerveza?” sonreía. “Estamos soñando” dije “No trabajes”. “En la vida real no tengo trabajo” comentó. Tomé una pinta y fui de mi mamá. Pasé por la puerta de un hospital, en una ambulancia el chofer dormía. La casa de mi mamá estaba silenciosa. En la cama ella descansaba. “Mamá” la toqué “Vine a visitarte”. Me miró. “Tengo que dormir” dijo “En la vida real aprendí a dar clases virtuales”. Me contó que en sueños trabajan los que se quedaron sin trabajo en la realidad. En la mesa de luz vi un frasco de salsa de soja. “Me llevo para el almuerzo” dije. “Si te llevás podrías modificar la realidad” susurró y se durmió. Tomé el frasco y cerré los ojos.
Desperté en mi cama con la salsa de soja. Miré la ventana: por el cielo pasaban volando aviones de combate, soldados orientales saltaban en paracaídas. La caja de zapatillas decía “Adidas”. Y escrito a lápiz: “爱与和平”, significaba: Máquina de teletransportación. Podía leer chino. Escuché bombas, detonaciones cercanas. Golpearon la puerta “¡ANDRES SAN!” gritaron “欢迎你” Me puse mi uniforme de la República Popular China y tomé mi metralleta.
“明天更好” grité y fui a combatir.
André Demichelis