Eduardo Galeano celebró a nuestra Madre Tierra con un texto hermoso que bien puede ser considerado parte de un ritual religioso por estar escrito a modo de plegaria.
Todos los 1° de agosto muchos pueblos originarios de América Latina rinden su homenaje a la Madre Tierra agradeciéndole por cuidar de ellos y brindarles todo lo necesario para su subsistencia. Es así que se realizan rituales muy variados, todos relacionados con ofrecerle alimentos y bebidas que son fruto de su creación.
El término Pachamama está formado por dos palabras de origen quechua y aimara: “pacha” significa universo, mundo, tiempo, lugar; y “mama”, madre. A la Pacha se la considera una deidad andina de la tierra, una figura que representa la energía femenina de amor protección y fertilidad.
Desde PAMA, le rendimos homenaje a nuestra Pacha Mama como mejor lo sabemos hacer: a través de la literatura. En esta oportunidad, elegimos un texto de Eduardo Galeano que pertenece al libro «Los hijos de los días». En él se reúnen 366 textos dedicados a héroes de carácter anónimo y hechos que acaecieron en distintas épocas.
Agosto
1
Madre nuestra que estás en la tierra
En los pueblos de los Andes, la madre tierra, la Pachamama, celebra hoy su fiesta grande.
Bailan y cantan sus hijos, en esta jornada inacabable, y van convidando a la tierra un bocado de cada uno de los manjares de maíz y un sorbito de cada uno de los tragos fuertes que les mojan la alegría.
Y al final, le piden perdón por tanto daño, tierra saqueada, tierra envenenada, y le suplican que no los castigue con terremotos, heladas, sequías, inundaciones y otras furias.
Ésta es la fe más antigua de las Américas.
Así saludan a la madre, en Chiapas, los mayas tojolabales:
Vos nos das frijoles,
que bien sabrosos son
con chile, con tortilla.
Maíz nos das, y buen café.
Madre querida,
cuidanos bien, bien.
Y que jamás se nos ocurra
venderte a vos.
Ella no habita el Cielo. Vive en las profundidades del mundo, y allí nos espera: la tierra que nos da de comer es la tierra que nos comerá.
Eduardo Galeano
(Texto extraído del libro «Los hijos de los días»)
que bello contenido.Gracias por su creacion poetica
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