PAMA 10 años. Alejandra Boehden dijo: presente

Alejandra Boehden, vive en Floresta, es docente, hincha de All Boys y escribe e invita -desde su rol- a escribir a pibes y pibas. Ella es periodista y profe de lengua y literatura. Para muchos, Ale es una rara avis: amiga de sus amigos, aún escucha radio AM y, según sus hijes, tiene una facilidad para el llanto. Nosotros, además, agregaríamos también para la empatía. Ella, como tantos otros, no saben ni su signo zodiacal ni si fecha de nacimiento. A PAMA (Poesía A Mano Alzada) y a Ale los hermana un 17 de octubre.

«No sé mi signo zodiacal, se los debo. Resulta que soy apropiada y mi fecha de cumpleaños, incierta. Pero lo bueno es que pude elegir para mi nacimiento una fecha hermosa: 17 de octubre. Algunos son de escorpio, de sagitario, de libra. Yo, peronista«.

Comentó durante la fiesta de los 10 años

Acá te compartimos algunos de los textos que Ale compartió durante su participación en el JAM.

Alejandra Boedhen en los 10 años de PAMA
Alejandra Boehden

Se sienta a la mesa y escribe 
Confianzas- Juan Gelman

Escribe aquí
adueñate de las palabras
que sean tuyas aunque hieran o quemen.

Escribe lo no dicho
y lo que ha sido ya deseado.

Escribe aunque los platos esperen
desde ayer,
o desde siempre.

Escribe sin rumbo.
Escribe sin un peso,
también escribe sin ganas.

Que todas esas verdades sean
tinta en el papel.
Que todas esas mentiras
cobren vida y te acompañen.

Escribe porque es una necesidad abrasadora
(y abrazadora)
que te consume y te transforma.

Escribiendo no harás nada y lo harás todo.
Escribe.

Alejandra Boehden
-Diciembre 2022-

Alejandra Boehden, dijo presente en el JAM 2023 de PAMA 10 años
Ale Boehden

No me alcanza el cuerpo
para el abrazo prohibido
ni la esperanza
para tanta desolación.

Pero tercamente
milito la calidez de nuestras plazas
y la hermandad de nuestra historia.
Será por eso que
busco en los comienzos pasados
el futuro que anhelo;
y suelto entre tanto encierro
la certeza de que, compañeros,
solos de ésta, no salimos.

(Certeza)
-Abril 2020-

Que no haya encierro para la Memoria.
Que este pecho blanco que late al ritmo
de tus pasos en ronda,
sea el descanso de tu cabeza plateada y suave.

Que en mi hogar habite esa Plaza de luchas,
Esa fuerza de búsquedas,
Esas ansias de justicia.

Ahora
y siempre.

Alejandra Boehden
(Legado)
-Marzo 2020-

Alejandra Boehden, dijo presente en el JAM 2023 de PAMA 10 años
Alejandra Boehden, dijo presente en el JAM 2023 de PAMA 10 años

Ahora su casa es un pasillo largo y oscuro. Ya no resuenan sus taquitos apresurados. Su andar cansino y las rodillas —cuando hay humedad— no le permiten esos ecos rítmicos y firmes que anunciaban su partida o su llegada. Encarnación, la partera, se va para el costado, sin querer, y la pared descascarada y fría es lo que la sostiene. La sigue un gato naranja, flaco y con los bigotes chamuscados después de aquella noche de invierno en la que, atrevido, se acercó demasiado a la hornalla. Si Encarna no lo corría de un bastonazo el michi se quemaba todo. Ya no siente nada el pobre. Encima que a la vieja le cuesta caminar, el gatito se le cruza y frota sus tobillos hinchados.

—Salí, loco, que me vas a tirar… ¿quién te va a comprar el atuncito, entonces? ¿Quién?

El gato naranja para por un momento su frenético franeleo. La mira con los ojazos amarillos y por única respuesta, decide lamerse la pata delantera. Encarnación alcanza la puerta de entrada. Desde un costado llegan murmullos, lamentos ahogados, olor a café quemado y flores. Adelante, donde antes estaba la clínica, ahora hay una casa velatoria. A Encarnación le parece natural seguir conviviendo con la muerte y no encuentra mejor negocio para estos años de retiro. Claro que hubo que adaptarse porque la clínica era su vida y ahí pasó sus mejores momentos.

El almacén no está lejos pero con sus dificultades para trasladarse, es toda una aventura. Metódicamente es su salida de los jueves, por lo que a la mañana se baña y pasa buena parte del mediodía buscando una blusa decente. Antes venía La Tere a lavarle y plancharle, pero Encarna la rajó porque misteriosamente desaparecían los cubiertos de plata. Son todas vivas, éstas.   

Hace dos cuadras, compra atún, pan, fiambre y té. Le paga a la nieta de Perlita que está en la caja con la mirada clavada en el celular, antipática como siempre. Pensar que sus abuelos habían sido tan trabajadores, tan amorosos. Esta pendejita le cobra sin siquiera contestarle el buenas tardes. Algún día se va a animar a comprarle al chino, ya vas a ver.

El peso del changuito la ayuda en el regreso, aunque las rodillas comienzan a trabarse.

—¿La ayudo, señora? —le pregunta un jovencito con toda la cara tatuada.

—No mhijo, por ahora puedo.

Qué carita, Dios mío.

Llega a su casa y comprueba que le siguen rompiendo las plantitas. Algún vecino, seguro Mirta, se encarga meticulosamente de destrozar lo que ponga en el cantero de la entrada. Antes, el acto de vandalismo estaba acompañado de cartas y carteles:

AQUÍ VIVEN ASESINOS

NO QUEREMOS COMPLICES DE LA DICTADURA EN NUESTRO BARRIO

MORITE VIEJA PUTA

Ahora sólo le llegan los impuestos y alguna que otra citación para declarar.

Encarnación acomoda las compras y se sienta en el sillón de una plaza frente a la televisión encendida, sin sonido. Recuerda con una sonrisa: las chicas entrando a medianoche, Carlos yendo y viniendo, los autos con las parejas emocionadas y sus mejillas empapadas, el doctor, el doctor Morgado… 

La mueca placentera de repente se le transforma y frunce los labios porque se le mezclan las escenas: las viejas locas apareciendo en la radio y en la tele, las marchas, las fotos en blanco y negro, la plaza, los gritos, los huevazos, las sirenas, los mocosos esos cantando. Todo era un lío, todo estaba dado vuelta. Llamaba por teléfono y ninguno la atendía. Bien que ella salía corriendo cuando la necesitaban. Lástima Morgado, a él también le soltaron la mano. Aún en su corta estadía en Ezeiza, no la nombró. Un caballero entre tantos cobardes.

La vieja partera acaricia al michi que duerme en el apoyabrazos. De lejos siente las ruedas de una camilla que traslada un cajón. La pantalla de la TV le ilumina el rictus de la cara y muestra al presidente ordenando que bajen el cuadro de Videla.

«El retiro»
Fragmentos de la nouvelle Nacimientos (2022)

Acerca de Leandro Murciego

Soy Leandro Murciego, periodista el diario La Nación en Argentina hace más de 25 años, poeta y autor de los libros "Identidad" y "Mensajes de texto", gestor cultural y creador del blog PAMA (Poesía a Mano alzada) que nuclea y cura trabajos de poetas hispanoamericanos. Creador y conductor de los ciclos radiales "Noche de Letras 2.0" y "NDL Casual". Además, soy coach ontológico y trabajo profesionalmente como coach y mentor de artistas, mi trabajo es ayudar -en especial- a escritores, cantautores y a personas interesadas, a refinar y enriquecer su estilo literario.
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