Alicia Beatriz Pastore (Ciudad de Buenos Aires). Es autora, que prefiere evitar las biografías y elige que los poemas hablen por ella. Pastore se siente llamada e interpelada por la poesía. En alguna oportunidad -la autora de Palabrario -ediciones nueva era 1989-, De rayo en fiesta -tahiel, 2013- y enhebrados -la luna qué, 2015- afirmó:
«Siento que la poesía me toca el hombro, y me dice: no me eludas, la opción es: «conocimiento o muerte». Saber que la muerte nos topa en cada ausencia, prejuicio, exclusión o miedo, facilita mi elección»
declaraciones de Alicia Beatriz Pastore
La Noche del Sol de abril
Este encuentro literario, que tendrá lugar el sábado 30 de abril -de 19 a 21- y que se realizará en el Espacio y Lugar Cultural (Mansilla 2982 -entre Laprida y Agüero-), reunirá a seis poetas. Del ciclo que cuenta con la organización y la curaduría del poeta camatarqueño Alfredo Luna participarán: Sergio Felipe Mattano, Sergio Bisso, Leandro Murciego, Mercedes Araujo y Catalina Boccardo.
Suena, viene sonando
como un galopar,
calla la orquesta de palos
y lágrimas,
y se escucha en los rincones,
los hormigueros, las fuentes,
en un canto empecinado
en las cloacas y baldíos,
salta de un salmo a un burdel,
desde la voz
hasta el cuerpo expoliado,
curva la palabra
hasta imponerla
en la intemperie bestial
de sus ángeles,
se enreda
en el amor ineludible,
en su vaho de tristeza en fuga.
verba y radial
viene y viene
descamando la memoria,
asalta el linaje
de la emboscada perenne,
irrumpe profusa,
atrevida amazona,
legendaria y vigente.
Alicia Beatriz Pastore
(la poesía)
Casi nada,
la respiración aún entrecortada,
ya injustificada mi desnudez,
el frío incipiente,
el pudor que se concentra
en el gesto,
enlace de gozo y desencanto,
la confusión, la sordidez,
la angustia del desprendimiento.
sólo eso:
una muerte, un nacimiento,
un fluir de sangre hacia un retoño,
un de pie frente al poema nato
y el regreso
este destino sin conjuro
Tal vez no haya sido
la calle que elegimos
ni el límite impreciso
vislumbrado a su cabo,
o aquel sueño presuntuoso
con el que dormíamos en la infancia.
Ni siquiera nuestros mandatos atávicos
o el haber desvanecido con irreverencia
alguna que otra huella.
Quizá fue el capricho de un rey
en una noche de fiesta
en que Dios pasó como una sombra furtiva
sin amor ni recuerdos.
Tal vez no fuimos tan malos
ni tan lúcidos
y no había más opción
que este destino sin conjuro
de animal intimidado.
Alicia Beatriz Pastore
(El poema)
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