Dos segundos, son suficiente para muchas cosas, dar el más dulce de los besos, echar a rodar la más sentidas de las lágrimas, decir “te amo” o detener el tiempo… Un poema a mano alzada…

Conocido como el reloj de Hiroshima, marca el momento en el que el mundo por un rato detuvo el tiempo
A uno –aunque no lo sepan-
le corresponde el otro;
se completan,
dependen entre sí.
Son siempre dos,
siempre…
Hasta que un instante
sin saber bien por qué
dejan de serlo,
se rompe la previsibilidad,
se eclipsa el tiempo
y de golpe la el día
ya nunca, pero nunca,
más amanece …
Leandro Murciego
(Dos segundos)
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Interesante planteamiento del texto.nos obliga a leerlo varias veces.Muy subjetivo. Pero atrapante,esa es la magia de palabra……..Felicidades Leandro!
Gracias Fabián. sos muy amable.
si muy cierto solo vale un instante, y muchas cosas podemos cambiar en nuestra vida
muy bonito lo felicito
Gracias Mirian. Hay que vivir el instante.
A propósito del reloj parado a las 8 y 15,se detuvo el tiempo y miles de vidas no vieron otro amanecer, las instantáneas son irrepetibles por mucho que se trate de eventos parecidos,por ejemplo el beso de dos segundos de ayer no es lo mismo al beso de dos segundos de hoy,siempre hay algo que los hace diferentes,Gracias por lo que compartes, saludos amigo Leandro.
Es verdad Baltazar. Gracias por aportar todo el tiempo visiones nuevas, matices diferentes. Enriquece mucho tu participación.