La orfandad es un sentimiento que sólo se entiende cuando se atraviesa. La partida del Padre deja un vacío tan profundo que podemos entrar en él y seguir cayendo. No hay palabras ni lágrimas capaces de explicar tanto caos.
Con su partida, Diego Maradona, nos dejó -especialmente a los futboleros- llenos de silencios. Quedamos incapaces de entender cómo a veintidós tipos corriendo tras una pelota podríamos seguir llamándolo fútbol. Pero dicen que lo que no te mata te transforma y así es. En eso estamos. Desde su partida ya pasó un año y su ausencia está tan presente como siempre.
Este posteo que recuerda el primer aniversario de la muerte del 10 llega de la mano de un poema de Leandro Murciego y se titula «Hijos de D10S«.
Para Diego Armando Maradona
“Somos semidioses de un Olimpo
que nos tortura casi a diario
entre gallos y medias noches”.
Acá nació El.
Balbuceó.
Dio sus primeros pasos.
Jugó con una pelota
y nos amó a nosotros,
por sobre todas las cosas.
Somos todos hijos D10S.
Heredamos, a girones, sus dones.
Algunos nacieron con buen pie;
otros, con la zurda despierta.
También están los que recibieron
su mirada estrábica
hacia los que menos tienen.
A la mayoría le tocó
-en suerte- la pasión,
el amor por el fútbol
o la loca hidalguía
de enfrentar
sin yelmos
ni armaduras
a nuestros molinos de viento.
Leandro Murciego
(Hijos de Dios)