Otros tres poemas de Reyes
Dice la tradición católica, y en ocasiones también la política, que el 6 de enero llegan los Reyes Magos y la ceremonia -que se repite cada año- y que marca el fin de las fiestas. Quizá, como dijo algún presidente, es uno de los pocos días: «en el que los únicos privilegiados son los niños«. Algunos niños…
La historia se repite -una y otra vez- el sexto día del nuevo año. Los chicos corren a buscar los regalos que en la madrugada dejaron los reyes magos -que no son tan reyes, aunque a veces se disfrazan de magos- sobre los zapatos y al pié de algún árbol. El ritual, que tiene su costado bíblico, contempla dejar la noche anterior algún calzado, un plato con agua y un poco de pasto.

A los Reyes Magos
les pedí un deseo
en una mañana
muy clara de enero.
A los Reyes Magos
les pedí un regalo:
una yerba buena
para el desencanto.
A los Reyes Magos
les dejé en la sala
para sus camellos
jarras de esperanza.
María García Esperón
(A los reyes magos)

Por desgracia no creo en magos
y mucho menos en reyes.
Igual, voy a dejar los zapatos afuera,
una muda limpia,
una almohada cómoda,
un plato de comida
y un poco de leche.
No seré yo el que niegue el pan
o el que mate el sueño.
Siempre hay otros para ello.
Leandro Murciego
(6 de enero)
Pedidos a unos Reyes que están en camino.
Tiempo para estar con uno mismo.
Tiempo para tomar un café con la Vida.
Tiempo para leer un nuevo libro.
Tiempo para caminar bajo la lluvia.
Tiempo para contagiar alegría.
Tiempo para los amigos del alma.
Tiempo para orar y para obrar en consecuencia.
Tiempo para mirar a los ojos al que nos pide en la esquina.
Tiempo para ver el gozoso baño de un pájaro en un charco que olvidó la lluvia.
Tiempo para acostarse en la noche sobre el pasto para llenar los ojos con la maravilla de la Creación.
Tiempo para descubrir nuestro propósito.
Tiempo para apoyarse sobre el cálido tronco del pino.
Tiempo para ver un amanecer. Y no olvidarlo.
Tiempo para abrir las manos. Y dejarlas abiertas.
Tiempo para aprender a sonreír a pesar de todo.
Tiempo para descubrir que todo es un misterio.
Rafael Giménez